- Ciberbulling: es el uso de los medios telemáticos (Internet, telefonía móvil y videojuegos online principalmente) para ejercer el acoso psicológico entre iguales.
Tiene que haber menores en ambos extremos del ataque para que se considere ciberbullying: si hay algún adulto, entonces estamos ante algún otro tipo de ciberacoso.
Esta práctica puede causar graves daños psicológicos a los jóvenes que en la mayoría de los casos desconocen el destino final de sus fotografías íntimas, según expertos en psicología, quienes advierten que se trata de una práctica de alto riesgo.Tiene que haber menores en ambos extremos del ataque para que se considere ciberbullying: si hay algún adulto, entonces estamos ante algún otro tipo de ciberacoso.
Estamos ante un caso de ciberbullying cuando un o una menor atormenta, amenaza, hostiga, humilla o molesta a otro/a mediante Internet, teléfonos móviles, consolas de juegos u otras tecnologías telemáticas.
- Grooming: conjunto de acciones que lleva a cabo una persona sobre un menor, con un objetivo marcadamente sexual. El objetivo puede tener como fin último desde la obtención de imágenes del menor en situaciones sexuales o pornográficas, hasta la posibilidad de establecer contacto físico y presencial con dicho para consumar un abuso sobre éste.
El acosador suele ser un adulto que, en este caso, utiliza los medios o canales que le ofrecen las nuevas tecnologías, utilizando su conexión a Internet o a través de la telefonía móvil.
El acosador suele ser un adulto que, en este caso, utiliza los medios o canales que le ofrecen las nuevas tecnologías, utilizando su conexión a Internet o a través de la telefonía móvil.
- Sexting: es un anglicismo para referirse al envío de contenidos eróticos o pornográficos por medio de teléfonos móviles. Comenzó haciendo referencia al envío de SMS de naturaleza sexual. No sostiene ninguna relación y no se debe confundir el envío de vídeos de índole pornográfico con el término "Sexting". Es una práctica común entre jóvenes, y cada vez más entre adolescentes.
Algunos las intercambian por fanfarronería, por seducir o porque sus parejas se lo piden para generar morbo y excitación. El problema viene cuando el que las recibe decide difundirlas entre amigos o colgarlas en internet, tal vez derivada de una ruptura y por despecho.
Pero esto puede generar consecuencias legales. Los menores que se fotografian y las difunden pueden ser acusados de producción y distribución de pornografía infantil y evitar así las secuelas psicológicas.
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